Propiedades de la Madera

La madera es un material ligero, resistente y fácil de trabajar, que extraemos del tronco de los árboles, una vez desprovisto de su corteza. Podemos encontrar tipos de madera muy diversos en función de sus distintas propiedades y características, que varían en función de factores como la edad del árbol, el estadio de crecimiento, el grado de humedad, el tipo de terreno en el que el árbol crezca o la parte del tronco de la que extraigamos la madera.

Dureza. La dureza es la resistencia que la madera opone al desgaste o penetración por otros cuerpos. Encontramos maderas muy duras (por ejemplo, ébano, encina), semiduras (roble, arce, castaño), blandas (abeto, sauce) y muy blandas (álamo blanco, tilo).

Facilidad de pulido. Directamente relacionada con la dureza, porque mientras más dura es la madera, más fácil es pulir su superficie. Es una característica a tener en cuenta dado que facilita o dificulta los acabados.

Densidad. La densidad es la relación entre la masa y el volumen de un cuerpo. En el caso de la madera, ambos elementos varían en función de la humedad. Es una de sus características físicas más importantes, ya que incide directamente sobre la durabilidad y las propiedades mecánicas (dureza, resistencia, elasticidad, fatiga, hendibilidad). Humedad. La madera es higroscópica, absorbe o desprende humedad según el medio ambiente. Estas variaciones afectan al volumen y, por tanto, a la densidad.

Aislante eléctrico, térmico y acústico. La madera seca es un buen aislante eléctrico, pero su efectividad decrece si aumenta la humedad. También influye la especie de árbol y su peso específico. Su estructura dificulta el paso del calor, lo que la convierte en un buen aislante térmico, y las vigas gruesas retrasan la propagación del fuego. Su capacidad como aislante acústico es baja, sobre todo en comparación con otros materiales mucho más efectivos en este aspecto.

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